Mensajeros

Desde que tomé mi primera cámara, mi pasión por la fotografía de aves ha guiado mi carrera y me ha permitido aprender lecciones valiosas. Desde niña, las aves han captado mi atención de una forma mágica; cada vez que exploro un nuevo lugar, mis ojos buscan descubrirlas, entenderlas, y capturar su esencia en cada fotografía. A través de estas especies, he aprendido que la paciencia, la dedicación y la disciplina son pilares fundamentales para lograr nuestras metas, tanto en la fotografía como en la vida.

Los colibríes, en particular, han sido una fuente constante de inspiración. Estas aves son seres tan veloces y cautivadores que, cada vez que tengo la oportunidad de observarlos y fotografiarlos, me sorprende su energía y la gracia con la que se mueven. He tenido la fortuna de fotografiar distintas especies de colibríes en Costa Rica, Colombia, y, por supuesto, en mi querido México. Cada uno de estos encuentros ha sido una ventana a su naturaleza, llena de simbolismo y conexión con la vida.

Al investigar más sobre los colibríes, descubrí su profundo significado en nuestra cultura mexicana y maya. Según los antiguos mayas, el colibrí es el mensajero de los deseos y pensamientos entre los humanos y los dioses, una representación de la resurrección y de los espíritus de quienes ya no están en este plano, pero siguen presentes a través de nosotros. Se dice que si un colibrí vuela cerca de ti, lleva tus deseos para cumplirlos, y si lo hace sobre tu cabeza, está tomando un deseo para llevarlo al cielo.

Estos pequeños mensajeros me recuerdan, tanto en mi vida como fotógrafa de naturaleza como en mi vida diaria, la importancia de lo que no siempre es visible: el impacto de cada acción, el significado de cada instante y la belleza de cada ser. A través de mis fotografías, espero compartir con los demás la magia que veo en estos seres, inspirar respeto por la naturaleza y mostrar que, al igual que el colibrí, cada uno de nosotros tiene una misión especial en este mundo.